Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa vivieron un intenso romance que duró más de ocho años. En el tiempo que estuvieron juntos, ambos apostaron a la convivencia, fue así como el Premio Nobel tomó sus cosas y se mudó junto a su pareja a la casa que la socialité tenía en las afueras de Madrid. Allí juntos armaron un hermoso hogar en el que fueron felices durante mucho tiempo. La casa estaba llena de lujos y comodidades, pero más aún de recuerdos de ellos y de las hijas de Preysler, quienes frecuentaban el lugar cada vez que tenía tiempo.
Uno de los sitios más espectaculares de la casa está en la zona exterior. Allí hay una inmensa piscina climatizada rodeada de plantas, pinos y hermosos árboles que dan una sensación de tener allí un pequeño trozo de bosque. El lugar es maravilloso, ideal para relajarse y sentarse a disfrutar el día allí. De hecho, hemos conocido ese lugar gracias a las innumerables fotos que ha compartido Tamara Falcó pasando sus ratos libres en ese sitio. Sin dudas, ese es su lugar favorito de la casa.
Aunque otro de los sitios que le ha encantado a la marquesa es una habitación que tiene un diván muy cómodo en donde ella suele acostarse a leer sus libros. El sitio tiene una hermosa iluminación natural que ingresa por una ventana que está ubicada a espaldas de este mueble. Falcó compartió varias fotos allí, algunas junto a su perra Jacinta.
Otro de los espectaculares ambientes que tiene la casa de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa es un patio exterior que tiene un espacio para compartir una merienda o un almuerzo familiar. En ese sitio hay una mesa de vidrio muy amplia que en su centro tiene un florero con flores blancas. El lugar está rodeado de plantas verdes, está claro que a la socialité le gustan mucho las plantas y se encarga de tener a alguien que les dé el cuidado que necesitan.